Marintroducing: Chris Holmes

¿Cómo te describirías a ti mismo a un visitante de otro planeta?

Un tipo de mediana edad al que le pagan por hablar de bicis, y al que también le gusta el kayak, la música y la fotografía.

¿Qué experiencia tienes con el ciclismo?

Mis primeros recuerdos del ciclismo fueron cuando recibí una bicicleta BMX Raleigh Rampar R10 por mi séptimo cumpleaños, allá por 1977. No teníamos pista de BMX en la pequeña ciudad de East Central IL en la que vivía por aquel entonces, y estas bicicletas, que mis amigos y yo llamábamos "dirt bikes", eran dos aventureros de dos ruedas.

Mis dos mejores amigos también tenían la misma bicicleta, una era plateada y la otra negra. La mía era de un cobre metálico, inquietantemente parecido al tono en que se ofrece el modelo Larkspur 2 de Marin. Nuestro barrio estaba un poco aislado del resto de la ciudad, y estaba rodeado por un campo de golf, un lago y, lo más importante, un pequeño bosque ("el bosque"), que es donde pasábamos tantas horas montados en nuestras motos de cross como bicicletas de montaña, explorando los senderos, utilizándolos para volver a los fuertes que construíamos con ramas y diversos materiales de construcción encontrados.

Un par de años más tarde me compré una Raleigh Rapide de 10 velocidades con el dinero que ganaba cortando el césped, quitando nieve y repartiendo periódicos. Esa bicicleta de 10 velocidades se utilizó mucho y probablemente recorrió la mayoría de las carreteras de aquella pequeña ciudad. Un año más tarde, uno de mis amigos compró una bicicleta de montaña Schwinn Sierra y me quedé boquiabierto. Se trataba de una bicicleta que combinaba la capacidad todoterreno de la "dirt bike" con el cambio y la comodidad de las bicicletas de 10 velocidades. Se había plantado una semilla.

El ciclismo desapareció de mi vida durante un par de años después de sacarme el carné (algo muy común entre los adolescentes americanos de los 80) y mientras estudiaba en la universidad. Había corrido campo a través en el instituto y llevaba demasiado tiempo sin hacer nada, así que decidí probar nuevas bicicletas. El recuerdo de aquella Sierra aún estaba lo bastante fresco como para que saliera de una pequeña tienda de esquí y bicicletas con una Trek 830 nueva de 1990, con la que recorrí extensamente las reservas forestales de los suburbios del suroeste de Chicago, así como algunas excursiones hasta el bosque estatal de Kettle Moraine, en Wisconsin.

Mis amigos Don y Joe también se unieron a la fiesta más o menos por la misma época, y viajábamos por carretera a las carreras que se celebraban a pocas horas de nuestra base de Chicagoland. Fue entonces cuando me convertí en ciclista de montaña, incluso viviendo en las tierras relativamente llanas del Medio Oeste.

¿Cómo empezó a colaborar con Marin?

Llegué a Marin hace casi siete años, después de haber pasado la mayor parte de mi carrera profesional en la industria de la bicicleta, empezando en una tienda, y luego trabajando para algunas marcas en diversas ventas, desarrollo de productos y funciones de marketing. Conocía al Director General de Marin, Matt V, desde hacía algún tiempo, ya que habíamos sido "amigos de la industria" y pasado tiempo juntos en algunos grandes eventos, y él estaba en el proceso de reconstruir la histórica marca después de un cambio en la propiedad. Me encantó que me ofrecieran ayudar a revitalizar Marin para la nueva era.

Nota al margen, la primera bicicleta de montaña que deseé fue una Pine Mountain del 93. Mis amigos Don y Joe y yo viajamos desde Chicago a San Francisco y al condado de Marin en la primavera del 93, tanto para visitar a un amigo como para conocer la cuna del ciclismo de montaña. En una tienda de Mill Valley vi esta preciosa Pine Mountain, plateada y gris, con reflejos violetas anodizados y una transmisión XT estelar.

Si no recuerdo mal, costaba $750, que era mucho dinero para un chaval que trabajaba a tiempo parcial de subdirector en una tienda de discos. Sólo había un concesionario Marin en la zona de Chicago, a una buena hora de mi casa. Pregunté por un Pine Mountain, pero sólo me lo encargarían si lo pagaba todo. Por desgracia, se me escapó. Un cuarto de siglo más tarde, mi amigo y colega John me consiguió una en el Reino Unido. Un sueño cumplido.